La globalización, las nuevas tecnologías, la transformación digital, así como la reciente situación extraordinaria de pandemia, han conllevado multitud de cambios en la economía, los mercados y el comercio, modificando también las funciones y tareas de los diferentes puestos de trabajo. Es por ello que, la formación continua de los trabajadores dentro de nuestras empresas se convierte en algo necesario y vital para la continuidad de nuestras organizaciones, ante la inminente necesidad de adaptación al cambio de nuestra plantilla.
Para cumplir con esta función, contamos con la formación continua en la empresa la cual, nos ofrece la oportunidad de que nuestros trabajadores se reciclen, afiancen conocimientos y desarrollen nuevas aptitudes y habilidades.
¿En Qué nos Beneficia la Formación Continua?
La formación continua nos aporta multitud de beneficios que repercuten de forma directa e indirecta tanto a los empleados, como a nuestra propia empresa. Entre los principales beneficios que conlleva destacaremos los siguientes:
- Mayor cualificación de nuestros trabajadores.
- Desarrollo del bienestar y del corporativismo en nuestra plantilla.
- Aumento de la productividad.
- Actualización de habilidades y conocimientos.
- Mejora del uso de las nuevas tecnologías.
- Incremento de la transformación digital.
- Adaptación de nuestra empresa a los nuevos modelos productivos.
- Retención en nuestra organización y reclamo de talento.
- Importante retroalimentación de la inversión realizada.
Como comprobamos, la batería de beneficios que aporta la formación continua de los trabajadores en nuestras empresas es múltiple y variada.
¿Qué tipo de Acciones Formativas Deberemos Realizar?
Identificar qué tipo iniciativas de carácter formativo debemos realizar en nuestra organización conlleva también una tarea compleja, puesto que deberemos realizar un análisis interno de nuestra propia empresa, en la que deberemos responder a las siguientes preguntas:
- ¿Cómo es cualitativa y cuantitativamente nuestra empresa?
- ¿Cuál es el nivel formativo de nuestra plantilla? ¿Cuáles son sus habilidades y aptitudes?
- ¿Qué necesidades detectan nuestros propios trabajadores? ¿En qué les gustaría formarse?
- ¿En qué dirección se mueven los cambios en nuestro sector productivo?
- ¿Qué innovación se ha implantado en nuestra más directa competencia?
- ¿Cuáles son las actuales demanda del mercado? ¿Y las concretas de nuestro target?
- ¿Con qué grado de implantación tecnológica y transformación digital cuenta nuestra empresa?
- ¿Qué Objetivos de Desarollo Sostenible cumplimos y en qué medida, dentro de nuestra Responsabilidad Social Corporativa?
- ¿Cuáles son las novedades legislativas que nos afectan de forma genérica y a nuestro sector en concreto?
Estas son algunas de las cuestiones, a partir de las cuales podremos identificar cuáles son las carencias o necesidades de nuestra empresa y poder desarrollar el plan formativo posteriormente.
¿Qué Metodologías Existen para la Formación Continua?
A la hora de realizar las diferentes acciones formativas a nuestra plantilla, nos encontraremos con diversas opciones de llevarlas a cabo. Las principales metodologías de impartición con las que nos encontramos son las siguientes:
- Presencial: En este caso, nos encontramos con la metodología de aprendizaje más tradicional. Estaríamos hablando de una formación, un curso o seminario, que se realiza en las instalaciones externas de una empresa especializada.
- In Company: En esta opción, se repite el modelo de la presencialidad del caso anterior, aunque en esta ocasión es el formador o consultor el que se desplaza a las instalaciones de la propia empresa para impartir la formación a la plantilla.
- On-line: Este tipo de acciones formativas se desarrollan de forma no presencial. El e-learning es una opción que cada vez se está implantando cada vez más por la flexibilidad que ofrece a la hora de poder realizarlo, así como la deslocalización; tomando mayor relevancia en la actual situación en la que se estimula la propia forma productiva con el teletrabajo.
- Blended Learning: En esta ocasión, nos encontramos con un híbrido entre la formación virtual y la presencial. Pues combina tanto contenidos que se desarrollan completamente a distancia y otros más indispensables que se imparten de forma presencial.
Como podemos comprobar, la implantación de los planes y acciones formativas dentro de nuestras organizaciones, conlleva un proceso complejo y amplio desde su definición hasta su ejecución. Y que claramente nos ayuda a seguir creciendo, a ser más competentes y adaptarnos a las nuevas circunstancias. Es por ello, que para llevar a cabo las acciones formativas de nuestro plan de formación continua, contamos con la posibilidad de acudir a empresas de formación y consultoras especializadas que se encarguen de forma integral de esta tarea, además de asesorarnos sobre las diferentes bonificaciones, subvenciones y rebajas fiscales que este tipo de acciones conlleva para nuestra empresa.
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